José Manuel Pons Peón
Estimado lector, permítame que me presente: soy José Manuel Pons Peón, arrastro medio siglo de almanaque a cuestas, soy menorquín y me tiene a su disposición en Zaragoza.
Hasta la fecha he escrito dos libros y son los que le presento: El bronce persistente y La Hora Uccello. Elija usted por dónde empezar, pero hágalo considerando lo siguiente: En ambos el protagonista es una mujer, pero no una cualquiera. Salga a la calle y se dará cuenta de que el mundo es un lugar generalmente hostil. Estas mujeres, por lo tanto, en los contextos que les corresponde habitar, se manejan con las herramientas que les permiten sobrevivir. Ambas enfrentan situaciones complejas y lo hacen solas, de forma habitual.
Ya tiene un punto de partida. En relación al Bronce, en él encontrará arte e historia. Si además, está interesado en la actualidad geoestratégica, empiece por ahí. De golpe, tomará conciencia de lo que ocurre con la energía nuclear en Irán; verá cómo se aplasta a las minorías por parte de la República Islámica Iraní; atestiguará la persecución sistemática a los bahá’ís; los asesinatos en masa y el expolio organizado del país; y finalmente, verá qué tipo de amenaza constituye Irán para el mundo.
Si piensa en La Hora Uccello, disfrutará de una novela negra de género. Nuestra protagonista, una detective privado, ignora que su pasado la relaciona con el hallazgo de un cadáver en Mallorca que la situará en el centro de una trama de recalificación de terrenos rústicos en urbanizables, punta del iceberg de una organización de corrupción urbanística, política y de evasión de capitales.
Por lo demás, apreciado lector, si se pregunta por mi profesión, le diré que soy militar. Suboficial del Ejército de Tierra, si siente curiosidad, de Caballería, por más señas. En la actualidad, sirvo en la Unidad Militar de Emergencias. Lo he hecho anteriormente en la extinta Brigada de Caballería, y en Mahón, donde pasé mi mili. He tenido la fortuna de que estos destinos me hicieran viajar por distintos lugares del mundo, dándome acceso a gentes impactadas por las guerras, el abandono, la pobreza y el hambre, la violencia, los terremotos… Esto, junto con las referencias adecuadas, me ha permitido tener los elementos necesarios para darles razonable credibilidad a mis personajes.
Deseo, sinceramente, que tanto El Bronce como La Hora promuevan su reflexión, le entretengan, le diviertan —cuando deban hacerlo—, y sean, para usted, una tabla de salvación durante unas horas, por lo menos. Si eso ocurre, me sentiré bien pagado.
José Manuel Pons Peón
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